Creo que ya va hacer un mes del suceso que pasó en mi familia, a veces uno lee los diarios, ve y escucha las noticias que presentan cuánta desgracia sucede en todo el mundo y uno dice «Dios quiera que no me pase a mí» pero siempre digo «Todo puede pasar en esta vida», pues me pasó, increíble como la vida te puede dar vueltas.
Fue un sábado al mediodía cuando encontraba viendo televisión con mi hijo, solo fue que escuché los gritos de mi hermana llamándome, abrí la puerta y vi mi casa, el lugar donde habitaba estaba oscuro lleno de humo lo que hice es bajar rápido con mi hijo, salir corriendo y ver como la sala estaba en llamas, por un cortocircuito se incendió la sala; ya no daré más detalles pero diré que fue el peor día de mi vida, sin embargo esa lección le sirvió a mi familia para darnos cuenta de la forma cómo vivíamos «como perros y gatos», ahí viene la nueva mudanza, ahora vivo como mi padre y mi hijo, los tres solo, en estos momentos no puedo decir ‘los tres’ pues hace unos días atrás llegó mi madre al país, y mi hermana vive con su familia, cada quien hizo su camino.
Se preguntarán ¿cuándo mismo haré el mío?… Aunque no lo crean tengo mis planes y dos de ellos «principales» son empezar mis estudios universitarios y lo de siempre, encontrar un trabajo, sé que en la actualidad está muy difícil pero no pierdo la fe, tengo que echarle ganas, como dice la frase «Después de la tormenta viene la calma», luego de todo lo que me ha sucedido sé que saldré adelante y podré ayudar a mi familia.
Esto es todo lo que puedo contar en este momento, casa nueva vida nueva, algo de tranquilidad ha llegado a mi hogar, sé que el Pachucho no se olvidará de mi familia ni de mi y de todo esto saldrá algo bueno.
Bueno es todo, me largo…