Viejo Escrito

Rodeada de tanta penaimage
un ser extraño a mí se acercó
quiso darme su mano
pero mi alma quería su interior,
ese ser era mágico, tan especial
su presencia me alegraba la vida
a la vez entristecía mi ánima
mi espíritu vibraba con sus palabras
y me perdía a través de su mirada;
pero lo que sentía tan fuerte se hacía
mis emociones no las podía controlar
sin embargo la verdad de mí salió
al saberla para él era su maldición.

En lluviosas noches tuve su espíritu
en aquellas me impresionó su agonía
sentí lo tan solo que estaba
sentí que su intimidad el dolor la quemaba
yo estaba desconsolada y sorprendida
cómo aquel ser de hermosa sonrisa
podía mantener tanta pena dentro de su alma;
durante esos tristes momentos
quería hacer todo lo posible
para darle luz a su ser interior,
llenarle ese vacío que llevaba por dentro,
abrigarle y protegerlo de ese frío interno
y aliviarle ese dolor eterno
que cada vez lo consumía
y no lo dejaba descansar:
yo haría todo eso
para no ver su sonrisa flaquear,
pero esta aflicción crecía más
que al mismo tiempo me carcomía más
después los celos hicieron su aparición
y todo el castillo de sueños se derrumbó.

Mientras se engrandecían mis ocultos celos
la arrogante indiferencia fue naciendo:
ya no era la misma de antes
mis visiones hacia a él fueron cambiando
no era amistad lo que mis ojos reflejaban
era una rara conmoción que a mi alrededor giraba
sin embargo todo salió mal
de este gran rollo yo sufría más.

En una oscura noche todo se aclaró
la gran verdad aquel personaje descubrió
mientras que de él no halle nada
yo para él no significaba nada
apesar de todo quería mi amistad
pero doloroso interior no se la podía dar
el temor a mi dolor se penetró
cuando ese humano a mí se acercó.

No obstante aquella fantasía se esfumó
cuando en ese momento la estupidez se presenció
como siempre un error sobresalió
ahora de él, el desprecio tengo yo
no sé si pueda convivir con su odio
su dulce mirada totalmente se perdió
sus cálidas palabras no me hablarán más
su candidez en ira se convirtió
universalmente el odio de él se apoderó.

Ahora soy yo la que vive en soledad
ese frío congela más mi interioridad
me siento tan vacía por dentro
por este dolor eterno que me va consumiendo;
el sueño ya no lo concilio
en toda la madrugada me pregunto:
¿por cuánto tiempo durará este rencor?

Aunque la simple y sencilla respuesta es:
que la gran culpable fui yo,
mil veces le he rogado a Dios
que mi intención no era de lastimar
y a la vez le pido con desesperación
que entregue a mi corazón la solución
para que regrese aquel ser
que antes mi alma conoció.

 

Este es un viejo escrito que tiene su propia historia.

Es todo me largo…

1 comentario en “Viejo Escrito”

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