Como siempre tengo la especialidad de encontrar canciones bien especiales, las denominaría “trágicas”, “cortavenas”, de algún modo las encuentro y ayer sucedió lo mismo, me encontraba en la sala viendo tv, y ví que en el canal Cosmopolitan en su programa No Estoy Para Nadie estaban dando la película Otoño en Nueva York (Autumn in New York en inglés).
Sipnosis:
Will Keane, adinerado propietario de varios restaurantes en Manhattan, es un hombre maduro y atractivo que aparentemente lo tiene todo, menos relaciones sentimentales prolongadas debido a su reticencia al compromiso; Charlotte es una joven y bonita veinteañera estudiante de arte. Ambos se conocerán en Nueva York y surgirá un apasionado romance. Uno más de tantos para Will, según cree éste al principio; además, entre ambos hay muchas diferencias: edad, clase social, personalidad,… Pero ella le cuenta un secreto que le hará cambiar: Charlotte tiene una enfermedad terminal y su deseo era vivir una gran aventura de amor antes de enfrentarse a su final.
Mi opinión:
Aquí vemos como el amor jovial puede doblegar y derrumbar los muros de un corazón solitario, nos damos cuenta la importancia y el encantamiento que tiene una sutil mirada, la ternura de una caricia y un dulce beso puede llenar un corazón, a veces no nos damos cuenta que las pequeñas cosas pueden ser tan importantes que cuando nos atrapan, se apoderan de nosotros es ahí cuando realmente sentimos temor de perder algo bueno, eso que tanto esperamos, eso que ansiamos pueda que se nos pueda ir de las manos.
La canción de fondo es preciosa, se llama Elegy for Charlotte, compuesta por Gabriel Yared, y escrita por Miriam Stockley, no encontré la letra pero espero que les guste:
[DALE PLAY]
¿Alguna vez el ser humano ha dejado de sentirse miserable en el amor?, no lo creo, pienso que somos tan vulnerables a ese sentimiento, siempre decimos no necesitamos de alguien para sentirnos vivos, pero si nos hostigamos de que la soledad sea nuestra compañera, y queremos darle importancia a un abrazo, una caricia o un beso.
Sentimos vivos porque nosotros mismos nos inyectamos el amor propio que es la esencia de nuestro ser pero nos volvemos frágiles cuando el amor de otra persona llega a nuestras vidas, el corazón renace de manera diferente, tu cuerpo reacciona de modo distinto, tus sentimientos y pensamientos se tornan sensibles.
Escrito por Elizhah
Es todo, me largo…